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Investigamos la evolución de la impresión 3D

Desde que el ingeniero Chuck Hall consiguiese imprimir en 1983 la primera pieza en 3D (una copa), hemos visto cómo las impresoras han ido adquiriendo una mayor repercusión. Han sido capaces de revolucionar la mayoría de sectores desde el culinario, pasando por la medicina, hasta llegar a la industria aeroespacial. Por eso, hoy en día ya no es un secreto el potencial que tiene esta tecnología. Pero, ¿cómo empezó todo? ¿cuáles fueron los orígenes de la impresión 3D? Averigua todo acerca de la revolución de uno de los principales componentes de la industria 4.0.

Origen de la impresión 3D

Tras la creación de la primera impresora, Chuck Hall funda en 1986 la empresa 3D Systems. En ella,  inventa y patenta la estereolitografía (SLA), una técnica que consiste en imprimir modelos 3D usando resinas sensibles a rayos UV.

Posteriormente, entre 1989 y 1990, S. Scott Crump desarrolla un proceso llamado Fused Deposition Modeling (FDM). Este permite crear objetos tridimensionales mediante la superposición de capas de material fundido que se iba solidificando hasta crear el objeto deseado.

Gracias a este método se consiguió abaratar los costes de impresión facilitando así la acogida de ésta tecnología. Con el tiempo, los pequeños talleres y usuarios pudieron empezar a tener acceso a una impresora 3D.

Más tarde, en los 90 comienzan a perfeccionarse estas tecnologías a nivel industrial. Desde el MIT, dos jóvenes estudiantes diseñaron a partir de una impresora convencional, una impresora 3D por inyección. Además, crearon una nueva empresa, Z Corporation, la cual fue adquirida en 2012 por 3DSystems. Este momento dio pie al auge de la impresión 3D.

Movimiento DIY Y REPRAP

La impresión 3D fue tomando mayor relevancia cuando entró en juego la comunidad Maker, gracias al movimiento REPRAP. Se trataba de una iniciativa de código abierto que perseguía construir una impresora 3D capaz de autorreplicarse, es decir, que sus componentes fuesen también impresos en 3D en su totalidad.

En el año 2008, el Dr. Adrián Bowyer fundador del movimiento REPRAP, consiguió desarrollar una impresora impresa en 3D casi en su totalidad, la Darwin. Este hecho democratizó la creación y distribución de las impresoras 3D. Sin embargo, todavía existía un factor imprescindible para la expansión de la tecnología: su precio.

Esto provocó la aparición del Open-Source dentro de la impresión 3D gracias al mencionado movimiento REPRAP. Basándose en él, surge en 2009 otro proyecto liderado por Makerbot Industries: la creación del código abierto DIY kits. En él, cualquier persona sin necesidad de tener grandes habilidades pudiera montarse su propia impresora, Makerbot Industries consiguió vender un total de 100.000 unidades de dicha impresora a la que se la llamó Makerbot.

Gracias a la aceptación de la comunidad maker se consiguió acercar aun más esta tecnología, Makerbot Industries consiguió así una disminución de precios mayor.

Otras comunidades OpenSource aparecieron como Thingiverse, creada también por Makerbot Industries. Thingiverse es un portal donde la comunidad pone a disposición de otros usuarios sus ideas y diseños 3D. A día de hoy, se ha convertido en la mayor plataforma de intercambio de archivos 3D.

Usos de la impresora 3D

Como ya se dijo al principio, el primer objeto creado en tres dimensiones fue la copa de Charles Hall. Desde entonces, la impresión 3D se ha ido introduciendo en distintos campos.

En 1999, el instituto de Wake Forest de Medicina Regenerativa creó el primer órgano en 3D. Se trató de una vejiga impresa con células del paciente criadas en laboratorio que fueron formando la vejiga capa a capa. Tres años más tarde se desarrolló un riñón en miniatura completamente funcional. Luego, en 2008 la primera persona pudo caminar gracias a una prótesis impresa en 3D que abarcaba desde la rodilla hasta el pie.

Como ves, dentro del campo de la salud existen múltiples usos, pero no es el único sector que se satisface del uso de las impresoras 3D. En 2011 en el sector del automóvil se presentó un prototipo cuya carrocería fue impresa en 3D: el Kor Ecologic. Más recientemente la empresa Polymaker consiguió con su coche LSEV reducir el tiempo, el coste y el número de piezas de su vehículo impreso respecto a uno convencional, pasando de 2000 a 57 piezas de plástico.

Futuro

Así como el sector culinario ha visto cómo la Nasa imprimió una pizza y la joyería se satisface de diseños más económicos y personalizados, la impresión 3D cada día nos invita a preguntarnos: ¿qué será lo siguiente que podamos crear? ¿Hacia dónde se dirige esta rama tan importante de la industria 4.0?

Lo dicho: el futuro de las impresoras 3D dentro de la industria 4.0 es muy prometedor, aunque todavía le quedan muchas áreas de mejora como la velocidad de impresión. Y además, siguen resultando caros ante los materiales como las impresoras. Por ello, la investigación en materiales y tecnología resulta crucial para una mayor expansión y aceptación de la impresión 3D.

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